Saturday 3 December 2011



Una puesta de sol en Marte, donde los rayos del sol son azules.

una mujer alcanzada por un pasado confuso



Algo más inesperado que la muerte es la primera novela de Elvira Lindo que he leído. ¿Me ha gustado? Pues sí, sí, la he disfrutado mucho. Especialmente el principio y el final. La novela creo tiene tres partes claras. En la primera parte conocemos a la protagonista, Eulalia, una mujer sofisticada que se casó con un escritor famoso treinta años mayor que ella. Llevan una vida social aparentemente envidiable, dan frecuentes cenas literarias, conocen a todas las personas más relevantes en Madrid... pero no tienen realmente amigos. Ni siquiera su relación personal justifica el inicial boyante optimismo vital de Eulalia. La realidad es que ella se acuesta con su secretario Jesús Mora.

La primera parte me recordó un poco a la escena inicial de Mrs Dalloway de Virginia Woolf: una mujer bien colocada socialmente en anticipación de una fiesta que prepara en su casa. Se mueve por la ciudad realizando sus preparativos cuando recibe una inesperada llamada telefónica en su móvil y se trata de su criada, que le urge que vaya a verla porque tiene algo importante que comunicarle. Después de este interesante prólogo que nos deja un poco en ascuas porque queremos saber qué es eso tan importante que Eulalia ha de saber, llega la parte central, un largo flashback en el que nos retrotraemos a momentos importantes en la vida de la familia de Eulalia que nos ayudan a conocerla mejor. Durante este paréntesis se mantiene nuestro suspense durante la narración de determinadas peripecias que de un modo u otro vienen a ilustrar las pequeñas precariedades e inseguridades en la vida de Eulalia. Pero luego llega la parte final, que es demoledora en su humor y porque proporciona un giro de los eventos totalmente inesperado. Y esto es lo que es revelado por Tere, la criada, a Eulalia en su piso cuando ella finalmente llega a verla en el barrio de San Blas.

Muchos otros temas han aparecido de fondo entre tanto. El tiempo en el que se desarrolla uno de los flashbacks es el de los primeros años de la transición a la democracia. En el Madrid de entonces los perfiles políticos parecen desdibujarse. Los antiguos trazos de fascismo parecen desaparecer como por arte de magia, los que eran comunistas se convierten en pequeños burgueses, repentinamente interesados por encontrar su lugar en una ciudad nueva, donde aparece una cultura subvencionada por el triunfador socialismo. La propia Elvira, antigua 'simpatizante' comunista, novia de un comunista afiliado, acaba de presentadora de Radio Nacional y luego de 'viuda de escritor reconocido,' pero con una historia de chantaje y engaños que oscurece tan refulgente estatus.

En una historia con tanto humor es difícil discernir hasta qué punto llega la ironía en la representación. Los temas políticos principales aparecen sugeridos, no profundizados. Por ejemplo, una lectora de mi edad, alguien que vivió su infancia en la Transición, cabría preguntarse: ¿Realmente fue tan natural el cambio como se nos ha hecho parecer oficialmente? Por ejemplo, los antiguos comunistas perdieron la fe en su ideario porque la democracia les ofrecía nuevas oportunidades personales o fue una cuestión intrínseca de decadencia del propio partido? Algo más inesperado que la muerte es una novela entretenida, divertida, y que sugiere preguntas sin responderlas del todo.

Friday 2 December 2011

un narrador maestro y su épica del rock and roll



Me hice con esta novela en un puesto de libros de segunda mano en la ciudad de Cambridge en junio de 2001. Había sido publicada dos años antes, al final de la década de los 90, en 1999. En muchos sentidos es ciertamente una novela de la culminación de los 90. El World Trade Center es mencionado en un par de ocasiones, sigue estando ahí, y la América que se nos describe es una América que aún se puede relatar en tintes épicos. Es todavía una tierra de oportunidad y promisión. Es el lugar en el que los soñadores y artistas del mundo van a hacerse grandes y libres.

Ciertamente, hay pues en la novela una narrativa de lo americano que ya parece ampliamente desfasada tras los tumultos de estos últimos diez años de crisis económica, guerras y terrorismo. En lugar de alinearse dócilmente en las tiendas de discos para devorar y construir sus mitos, los jóvenes americanos están protestando por su propia marginalidad en ‘el Sueño.’ Ya no son los fans embelesados que idealizan a las estrellas del rock y enloquecen por ellos. Ahora son conscientes de que forman parte de un 99% precario y de que pueden unirse, ‘ocupar,’ y reclamar su inclusión en la épica americana, si es que ésta aún existe.

Así pues, The Ground Beneath Her Feet es la historia de amor y éxito de dos estrellas del rock de origen indio, que desarrollan una carrera fulgurante en Estados Unidos. El narrador es una observadora tercera persona, un fotógrafo también indio que se llama Ameed Merchant, o ‘Rai.’ Rai es testigo de excepción de la historia de Vina Apsara y Ormus Cama, desde que en una playa de Bombay un día conoce a una adolescente Vina que acaba de llegar de América y por la que se siente inmediatamente fascinado. En Bombay, ‘Wombay’ para Rai debido a que sus padres están obsesionados con el desarrollo urbanístico de la ciudad, Ormus y Vina se conocen en una tienda de discos y ahí comienza su historia de amor, que les trasladará a través de continentes e increíbles peripecias personales, algunas sitas en este mundo, otras ‘entre-mundos,’ hasta la final consumación de su amor más allá de las fronteras del mundo conocible.

Porque Ormus fue consciente durante toda su vida de la coexistencia de dos mundos dentro de su misma realidad: el mundo que todos comparten y el otro mundo, el habitado por su hermano gemelo muerto Gayomart, el cual le inició en la música al susurrarle en su cabeza las canciones que pertenecerían al futuro. Esto es, el rock’n’roll.

Cuando Ormus viaja de India a Inglaterra en un avión para iniciar su carrera por sí mismo, es consciente de que el espacio que separa al Este del Oeste es como la fina membrana que separa este mundo del ‘otro-mundo,’ el que su hermano Gayo le revela en sueños. Al aterrizar en Inglaterra se da cuenta perfectamente de que el suelo no es enteramente sólido bajo sus pies. El índice de fiabilidad de este mundo es tan bajo como el del otro. Quizás de ahí vendrá su interés en componer canciones sobre terremotos, como 'Shakerquaker.' Temas extrañamente proféticos que se volverán contra él cuando en los ochenta una epidemia seísmica en todo el mundo acabe culminando en el gran terremoto mejicano del 14 de febrero de 1989 en el que Vina perdería la vida.

¿Podrá el amor de Ormus y Vina superar las vicisitudes de la contraposición de esta multiplicidad de mundos violentamente confrontados? Porque no se trata tan sólo de este mundo de Ormus y del otro mundo de Gayo, del mundo de los muertos. En varios momentos de la narración Rai nos alerta sobre la probabilidad de la existencia de una multiplicidad de realidades. Quizás, cada vez que se abre una oportunidad de tomar una elección frente a nosotros, esto es, un borgiano ‘camino bifurcado,’ lo que realmente ocurre es que mundos paralelos surgen en universos alternativos en los que ‘copias’ de nosotros mismos se dirigen por el camino que nosotros no tomamos. ¿Puede esto ser real? Y si lo es, ¿cuál de estos mundos y de estas versiones de nosotros mismos sería la verdadera?

Tuesday 25 October 2011



No lo recuerdo bien, pero creo que Henning Mankell es el primer autor que me ha venido recomendado a través de una red social. Creo que fue en el Twitter de Tusquets que encontré un enlace a una página en la que había una fotografía de la novela El chino de Henning Mankell. Y yo, que me sirvo de la intuición, supe que quería leerla tan pronto como vi que mi biblioteca la tenía disponible.

Nunca antes había siquiera oído hablar de este autor sueco, y, como ya he dicho antes aquí, me encanta empezar una novela ignorándolo todo de su contenido y de su autor o autora, simplemente llevada por una atracción perceptiva a la sugestividad formal de el libro en sí.

La escena que abre la novela relata un crimen brutal cometido en una pequeñísima población en medio de los bosques suecos. Así, en sus comienzos El chino parece remitirnos al género de la novela negra, que practicó Mankell con éxito y reconocimiento en la serie sobre el policía Kurt Wallander, que escribió entre 1991 y 2004. Pero pronto vemos que El chino es una obra mucho mejor que una simple novela policiaca al uso (incluso si las novelas de Wallander son buenas). Hay algo que nos atrapa entre las casas del pueblo de Hesjovallen, apartado y cubierto por la nieve, diecinueve de cuyos habitantes, todos ancianos salvo un niño, han sido brutalmente masacrados. Por toda pista, una cinta de seda roja depositada sobre la nieve, y unos diarios del siglo diecinueve, escritos por un antepasado de Hesjovallen que emigró a Estados Unidos para convertirse en capataz de la construcción del ferrocarril en la costa oeste. La jueza Birgitta Roslin da con una sospecha certera: todas las familias masacradas estaban relacionadas entre sí. Es más, ella misma está indirectamente relacionada con la familia ya que su propia madre fue adoptada en el pueblo.

Se puede discernir que Henning Mankell está ducho en el género negro, pero en realidad esta novela es mucho más y mucho mejor que una de las novelas de la saga de Kurt Wallander. Lo afirmo porque acabo de comenzar a leer Asesinos sin rostro, la primera novela en la serie de Wallander, y en mi opinión se puede percibir que es buena, pero es al mismo tiempo muchísimo menos ambiciosa, menos completa, menos desarrollada que El chino. Digo esto porque he encontrado una desafortunada crítica, considerablemente negativa, de El chino en la versión online del periódico The Guardian, firmada por una tal Carmen Callil. Y ella afirma justamente lo contrario: que las novelas de la serie Wallander son mejores y más creíbles que El chino (The Man from Beijing en inglés). Para colmo los lectores de The Guardian coinciden en criticar a Mankell y lo califican de 'sobrevalorado.' Pues yo no podría estar más en desacuerdo. El chino es una obra de madurez en comparación con la saga Wallander. Es sugerente, misteriosa, inquietante, y, sobre todo, muy entretenida, esa cualidad tan fundamental. Leeré las novelas de Kurt Wallander que pueda encontrar, a pesar de que sean novelas sobre Kurt Wallander, un personaje mucho más estereotipado que el de la dulce jueza Birgitta Roslin, y solamente porque gracias a El chino, Henning Mankell me viene muy recomendado.

Saturday 8 October 2011

los lectores según Aramburu



Hoy en 'Babelia' Fernando Aramburu publica un análisis personal de lo que él cree es el papel de los lectores y de los escritores, y de las relaciones entre ellos. Contrapone 'el plebeyismo y la zafiedad' con la literatura de calidad. Dice acertadamente que no hay géneros más válidos que otros, pero hace una especie de distinción entre el lector bueno y el lector perezoso. Sugiere que la literatura más digna nace de una colaboración entre escritores y 'lectores avezados.'

Dice Aramburu que hay que hacer de la lectura una experiencia de calidad y que hay que poner todos los sentidos en ello y no tener un ojo en el libro y otro en el paisaje. Pues bien, con algo de esto estoy parcialmente en desacuerdo.



Esta fotografía de una vieja iglesia en el centro de la ciudad de Birmingham en Inglaterra la tomé desde el otro lado de una amplia cristalera, en una cafetería de una conocida cadena comercial... probablemente era Starbucks, aunque no lo recuerdo a ciencia cierta. La butaca era relativamente cómoda, el café podía estar mejor, el libro en mis manos, recién comprado, aunque no recuerdo qué libro era exactamente, por desgracia. Pero la experiencia de tener un ojo en el libro y otro en la vista era incomparable. Era una mañana cargada de nubes azules que insinuaban una tormenta que se sabía no llegaría a producirse, y este cielo plomizo se dibujaba sugestivamente tras el perfil elegante y la arquitectura grácil en piedra gris casi negra y terracota. Al fondo, el edificio ultramoderno de unos grandes almacenes. No digo que sea para todos los días - las rutinas del escritorio son impagables - pero, ¿qué mejor que poder leer y observar, observar y leer, con un ojo y con el otro, relamiéndose en la transposición de la belleza literaria a la belleza tangible y fluctuante de cielos en perpetuo movimiento, de una arquitectura de otro siglo?

¿No es esto lo que el poeta inglés Percy B. Shelley acostumbraba a hacer cuando se iba a leer mientras paseaba por el campo? O cuando se llevaba un libro a un claro en un bosque, cosa que hacía tan a menudo? Y mientras la belleza literaria se contrapone a la belleza sensual de un paisaje sugerente, un río que se mueve, un cielo que fluye, un edificio que nos cuenta alguna historia... la experiencia de este avezado lector sensual inmerso en la naturaleza, en la ciudad, en su medio de elección se multiplica en sus placeres.

¿Hay algo más romántico que irse a leer a uno de esos viejos cafés semivacíos en los que puedes quedarte tres horas, especialmente si es otoño y tienes la suerte de encontrarte, por ejemplo, no ya en Birmingham, sino en la zona vieja de Santiago de Compostela?

Por eso difiero en parte con la idea de Aramburu de que no se puede leer con un ojo y observar lo que nos rodea con el otro.


Y también difiero un poco en la consideración tan seria de esa 'gran, terrible división' entre la literatura de calidad y la literatura más fácil. Porque a veces nos acostumbramos a leer todo el tiempo libros increíblemente serios, y este fin de semana me he enfrascado en la lectura de un par de novelas realmente muy sencillas, escritas por Daniel Glattauer, que han sido grandes éxitos editoriales y que están escritas en la forma del intercambio de emails entre un hombre y una mujer que se seducen mutuamente de este modo a través de la moderna literatura epistolar via Internet. Y al principio pensé que me iba a aburrir tremendamente por ser el tema de las novelas en apariencia tan pueril, y realmente, sí, es pueril, pero he acabado tontamente enganchada, y la primera de las novelas me la he leído entera en una tarde. El placer de la lectura está en aquello que nos hace girar la página, sean los contenidos más o menos altos. Porque de vez en cuando leer algo directo y fresco y totalmente carente de vanidades también puede tener un gran atractivo. Y me ha encantado leer estas novelas totalmente carentes de toda pretensión literaria o intelectual, aunque solamente haya sido para cambiar de aires lectores por un fin de semana.

Wednesday 5 October 2011

asumiendo la pérdida



Un grito de amor desde el centro del mundo contiene la belleza lírica, tan característica de la espiritualidad y la estética japonesas, de El año de Saeko. Pero esta novelita, más corta, de Kyoichi Katayama parece dirigida a un público bastante más juvenil, entre el ual de hecho esta obra tuvo un gran éxito.

Sakutaro y Aki se conocen en la escuela y pronto se enamoran. Creen que siempre van a estar juntos y que un día se casarán. Pero parece que un destino macabro se cierne en torno a ellos.

Un día, cuando se acababan de conocer, Sakutaro tuvo la idea de enviar una postal con una dedicatoria para Aki a un popular programa radiofónico. Para asegurarse de que la dedicatoria llamaría la atención y sería leída, Sakutaro se inventa que Aki padece leucemia en un hospital. Al cabo de unos pocos años, Aki desarrolla esta misma enfermedad, y muere. ¿Hasta qué punto la postal de Sakutaro puso en movimiento el engranaje del destino?

Sakutaro ha de confrontar cómo ha de vivir el resto de su posiblemente larga vida sin Aki. ¿Seguirá el ejemplo de su abuelo, que fue fiel durante cincuenta años al amor de una mujer con la que no pudo casarse y que murió antes que él? El último deseo del abuelo era que sus cenizas fuesen entrmezcladas con las cenizas de la mujer que amó desde la distancia.

Sakutaro puede sentir que Aki le acompaña en el espíritu. Sin embargo, finalmente decide que puede rehacer su vida. Por algún tiempo mantiene parte de las cenizas de Aki en un recipiente que siempre lleva consigo. Pero pronto el tiempo ha pasado, ha conocido a otra chica. Decide que Aki es parte de un bonito pasado. Se deshace de sus cenizas en el patio de la antigua escuela, entre un viento de pétalos.

Monday 3 October 2011

el rumor bajo las aguas




Shun'ichi y Saeko son un matrimonio en apariencia normal y llevan una vida apacible en una pequeña casa a las afueras de Tokio. El trabaja como programador informático en una empresa y ella se ocupa de las tareas de la casa y de reponer unas máquinas expendedoras de tabaco y bebidas que adquirieron y colocaron a la puerta de su casa. Les gusta hacer tranquilas cosas juntos, como salir de paseo y fotografiar gatos, o alimentar los gorriones del jardín con mandarinas. Pero, ¿es su vida realmente completa? Las calmadas aguas de su existencia en común empiezan a agitarse desde la profundidad, casi imperceptiblemente. Saeko a veces tiene la sensación de que los hombres que se acercan a la máquina de tabaco con una moneda se detienen para escudriñar la casa. Por su parte, Shun'ichi siente una profunda desazón frente al aumento desmedido de la competitividad laboral en su empresa.

En este delicado momento de su periplo matrimonial, la hermana de Saeko, Izumi, se presenta con una peculiar propuesta. A ella le estirparon el útero, pero no los óvulos, hace algunos años debido a una enfermedad. La única manera en que ella y su marido Toshio pueden tener descendencia es realizando una fecundación in vitro cuyo embrión sería implantado en el útero de una mujer sana. Algunas parejas estériles recurren a una madre de alquiler, pero también les han recomendado intentarlo con alguien de la familia. ¿Le importaría a Saeko tener el bebé de su hermana y el marido de ésta?

Casi sin saber por qué, Saeko accede. El tiempo de su gestación inaugura 'el año de Saeko.' El caso es que su marido Sun'ichi es naturalmente estéril. ¿Cómo va a afectarles la presencia repentina de esta tercera personal, ese embrión que crece y se convierte en un bebé en el vientre de Saeko? Lo cierto es que Saeko se siente cada vez más afectada. Temporalmente pierde su estabilidad mental. Imagina que hay hombres que la espían y quieren robar al niño. Hace planes para huír. Shun'ichi observa el progresivo deterioro mental de su mujer y experimenta una extraña reacción. No se alarma. No consulta a un médico. Casi sin saber por qué, él mismo se involucra en los delirios de ella. Accede a que huyan juntos. Después de todo, ya estaba cansado del trabajo...

La noche de su huida, Saeko resbala y cae y pierden al bebé. Son ellos, y no Izumi, quienes se ocupan de su incineración y se llevan a casa los pequeños huesos en una urna. Algo ha cambiado profundamente en sus vidas. Saeko gradualmente retorna a la normalidad. Su enajenación mental puede haber sido sólo pasajera.

Pero Shun'ichi se involucró con ella, y con el bebé, acceptando la locura de Saeko como algo natural y razonable, y como resultado su relación de pareja ha salido fortalecida. Los dos entraron juntos en el túnel y salieron de él. Antes eran una pareja estéril. Ahora son una pareja que ha perdido un bebé. Al final de la novela realizan un viaje a la isla en la que vive la madre de Shun'ichi. Ya no sienten que la esterilidad de éste sea una sombra. El pueblo refulge tras los acantilados mientras se acercan en el ferry. Al mismo tiempo, el calculador y egoísta matrimonio de Izumi y Toshio se desmorona y termina. Pero ahora Saeko sabe que realmente Shun'ichi no es un extraño en la casa, es la persona que esperaba. Y Shun'ichi se siente más fuerte para cuidar de la frágil Saeko.

Sunday 2 October 2011

Romanticismo alemán y democracia, una interpretación de Isaiah Berlin



La primera vez que leí a Isaiah Berlin fue en el verano de hace tres años, mientras pasaba unas semanas en Inglaterra. Un buen día me detuve en una céntrica librería perteneciente a una conocida cadena con el vago propósito de dejarme cautivar por algún volúmen que descubriese al azar. Y el libro con el que salí fue Russian Thinkers (Pensadores rusos) de Isaiah Berlin. Leyéndolo, me encontré que mis vacaciones se tornaban más placenteras. Descubrí a un autor con una manera de enfocar el estudio cultural que me convencía.

Por eso me pregunto por qué he tardado tanto en volver a abordar a Isaiah Berlin. Pero finalmente he tomado otro de sus libros al comienzo de este otoño, Las raíces del romanticismo. Romanticismo alemán, anarquismo ruso... Isaiah Berlin se mueve como pez en el agua investigando los movimientos culturales más fundamentales en el Occidente moderno.

Las raíces del romanticismo es el compendio de la serie de conferencias A. W. Mellon sobre el romanticismo que Isaiah Berlin presentó en la National Gallery of Art de Washington en marzo y abril de 1965.

Isaiah Berlin comienza por detenerse en un concepto fundamental: 'El movimiento romántico constituyó una protesta pasional contra cualquier tipo de universalidad,' Es así como el romanticismo, principalmente en Alemania, se alza contra los principios clasicistas sobre la justicia, la paz y la razón universal del s.XVIII.

En cuanto a teoría estética, el siglo XVIII creía que se podía alzar un espejo frente a la naturaleza y así reflejar los ideales ocultos y simétricos que se podían intuir detrás de sus formas.

Berlin se detiene para hacernos descubrir a un oscuro e interesante escritor que sentó las bases de importantes ideas románticas: Johann Georg Hamann. Según Hamann, el verdadero deseo del hombre no es la justicia universal, sino el pleno desarrollo de su individualidad y de sus energías creativas, incluso si esto le pone en conflicto con otros.

Hamann empieza a desarrollar una interpretación histórica cargada de vitalismo místico. Uno de sus más directos discípulos fue William Blake en Inglaterra. En Alemania, esta tendencia eclosionó en el movimiento Sturm und Drang, que enfatizó la inevitabilidad del conficto entre las potencias humanas.

Pero según Isaiah Berlin los verdaderos padres del romanticismo fueron Herder y Kant. Herder enfatizó que nos expresamos individualmente más plenamente dentro de un grupo, que usualmente es nuestra 'nación.' Pero esta teoría derivó hacia la conclusión pesimista de que nos resultaría imposible involucrarnos en la trayectoria cultural de naciones ajenas a nosotros, del presente o del pasado. El imperialismo se rechazaría, porque todas las culturas tienen su valor. Precisamente, nuestras diferencias destruirían la legitimidad de un imperialismo mundial que pasase por alto nuestras diferencias particulares.

Por su parte, Kant estaba interesado en la libertad del hombre para elegir entre el bien y el mal. En su filosofía moral, como señala Berlin, hay un fuerte principio antiautoritario. Esto lleva a Kant a desestimar el 'impulso interior,' el cual considera sospechoso porque sugiere la existencia de estructuras mecanicistas latentes.

Para Friedrich Schiller, también, la moralidad está contrapuesta a la naturaleza y es superior a ella. El hombre original es superior. Pero esta doctrina puede ser llevada a extremos. En mi opinión la libertad no es solamente la rebelión frente al impulso natural, en el estilo tan negativo de Medea. Podemos, si queremos, tener mayor fe en la bondad de la naturaleza humana, hallar la libertad en la manifestación de nuestra esencia. La heroicidad podría radicar en la sumisión a lo que somos. Pero ésta no es una doctrina romántica, ésta es una interpretación personal mía, que no está exenta de un tipo de misticismo naturalista. Para los románticos alemanes, sin embargo, los ideales no existen, se crean.

Por estos derroteros llegamos a la 'acción' de Fichte. 'Creo mi propio mundo del mismo modo en que creo un poema, y que nadie destruya mi poema,' diría él. Fichte acabó convirtiéndose en un patriota nacionalista alemán. Con Schelling, por otro lado, llegamos a una doctrina romántica del arte que enfatiza su oscura energía oculta, las pulsaciones inconscientes.

Isaiah Berlin se detiene a describir dos importantes conceptos que caracterizan al romanticismo a su parecer: la nostalgia y la paranoia. Tenemos nostalgia por todo lo que es bello e inabarcable, sufrimos paranoia por nuestros propios miedos a ese gran poder. La paranoia histórica, metafísica, existencial, acabaría adquiriendo gran relevancia en Schopenhauer, Wagner y Kafka. La Revolución Francesa fue toda ella en sí misma, quizás, manifestación de la paranoia histórica.

La exacta visión política del romanticismo, señala Berlin, sería difícil de precisar. En términos generales se opondrían al laissez faire. Estarían en contra de la supuesta validez de leyes económicas objetivas, como la ley de la oferta y la demanda, que generasen pobreza junto a la riqueza de otros. Creían que el hombre podía encontrar ideales de vida en común.

El romanticismo, para concluir, eclosionaría en la literatura en Byron, en la música en Wagner, en la filosofía en Schopenhauer y quizás Nietzsche. Isaiah Berlin señala que sus consecuencias más claras en el siglo XX han sido el existencialismo y el fascismo. El existencialismo francés habría heredado del romanticismo el pesimismo en cuanto a la posibilidad de conocer el mundo y explicarse la vida. Así, la existencia nunca podría convertirse en un hogar. En lo que se refiere al fascismo, es cierto que puede haber heredado la doctrina romántica de la 'voluntad impredecible.' Pero pienso que esta opinión ignora aspectos fundamentales del romanticismo que ya hemos señalado, en especial la noción de la 'pluralidad,' que se traduce en la pluralidad de culturas, pluralidad de valores, de ideas... Desde este punto de vista el romanticismo alemán nos debería conducir a la tolerancia y se convertiría en precursor del liberalismo y de la misma democracia.

Wednesday 28 September 2011

el pequeño pájaro dorado y la rata ardiendo

Hoy me he topado con dos historias del tipo de las fábulas, y venían de tradiciones culturales muy diferentes, pero me parecieron básicamente la misma historia contada de diferentes maneras. Una de las historias viene de Alemania y la otra de Japón. La fábula alemana aparece en un cuento de Tieck. La fábula japonesa es mencionada en la novela reciente El año de Saeko, de Kyoichi Takayama.

El cuento alemán dice así: 'El héroe era feliz, hasta que un día encontró un pequeño pájaro dorado en el bosque, y lo mató sin saber por qué, y ya nunca más pudo estar tranquilo. El pájaro cantaba sobre la soledad en el bosque.'

El cuento japonés dice así: 'Un hombre atrapó una rata que corría por su casa y la arrojó a una hoguera, en el exterior. Entonces, la rata, ardiendo, corrió hacia adentro, hizo que prendiera el fuego y la casa se quemó hasta los cimientos.'

¿No parecen la misma historia contada en diferentes maneras, por diferentes voces de distintas culturas? Me ha sorprendido mucho encontrar la misma fábula dos veces en el día de hoy y me ha parecido que se puede derivar un mensaje: Cuidar, en el hogar, en la vida, la supervivencia de lo más frágil y de lo sagrado.

Tuesday 27 September 2011

Un breve recorrido por Murakami

Todo empezó cuando cayó en mis manos el suplemento cultural del periódico ABC el pasado 9 de julio. Traía un especial dedicado a la novela japonesa reciente. Leí el pequeño artículo con atención. Simplemente se hacía mención de una serie de autores modernos, con representaciones someras de temas en sus novelas. Pero fue suficiente para despertar mi aletargada curiosidad respecto a la literatura de este país.

¿Por qué diablos no había leído todavía ninguna novela japonesa? Decidí que no había motivo para no intentar solucionar esto. Obviamente, sabía que el autor más renombrado en tiempos recentes era Haruki Murakami. Hasta ahí llegaba. Me dirigí a consultar el catálogo online de mi biblioteca y para mi grata satisfacción vi que disponían de una variada selección de libros firmados por este autor. Casi todos en traducciones al español editadas por Tusquets. Alguien me sugirió comenzar por Kafka en la orilla.

Unas semanas más tarde he devorado todos los libros de Murakami que encontré, incluyendo seis novelas, un ensayo de no-ficción y un libro de relatos. Sólo uno de ellos lo leí en inglés: A Wild Sheep Chase. A decir verdad, me ha encnatado la musicalidad y belleza de Murakami en español, especialmente en las traducciones tan poéticas de Lourdes Porta.

No tenía ni idea de lo que me iba a encontrar. Así es como me gusta abordar a un nuevo autor, sin conocimientos previos y por lo tanto sin prejuicios. Pero algo debe de haberme atraído de una manera especial, porque he sentido la necesidad de leer uno tras otro todos sus libros a mi alcance, y es la primera vez que me pasa esto. Habitualmente, yo he sido dada a saltar arbitrariamente de una novela a otra, sin necesidad de que estuviesen relacionadas entre sí especialmente, de un autor a otro.

Lo que no sé es si me he sentido hipnotizada por Murakami mismo, en cuanto autor, o por el hecho de que estas novelas sean japonesas. ¿Tendrán otras novelas japonesas el mismo atractivo para mí? He de descubrirlo, y por eso voy a empezar a leer a Kyoichi Katayama a partir de mañana.

En Kafka en la orilla me encontré con un tema perenne en Murakami: la correlación entre mundos distintos. Dos personas se aman profundamente, pero están condenadas a no coincidir en el mismo mundo. El amor es solamente un aspecto del ansia detectivesca que empuja a los personajes de Murakami a investigar la realidad hasta las últimas consecuencias. La curiosidad por conocer 'el todo,' de qué está hecho el mundo, cómo se configura ese todo existencial en el que nos movemos... es más fuerte sobre la psicología de los personajes que cualquier consideración por su seguridad personal.

Por tanto las agitadas peripecias en las novelas de Murakami se articulan en torno a viajes de búsqueda. Se trata de descifrar las realidades psíquicas y físicas de nuestro entorno, y, durante este proceso, el personaje, el desenmarañador de fragmentos de lo real, pretende al mismo tiempo llenar un vacío interior, bien sea a través del amor, la amistad o el sexo.

A pesar de la gran valentía que demuestran en sus aventuras geo-paranormales, estos personajes no son héroes curtidos, al estilo de Indiana Jones. En cambio, son 'mariposas que aletean en el borde del mundo,' en un borde entre mundos, como Kafka Tamura o como Aomame y Tengo en 1Q84. Están caracterizados por su humanidad, su fragilidad.. hay una sencilla belleza en todas sus rutinas. Son seres bellos y frágiles, encerrados en bibliotecas situadas en el borde del mundo. Y no sienten miedo ante los cambios y mutaciones que descubren en su entorno.

Algunos de estos mundos al borde de su consumación en ocasiones reflejan paisajes subyugantemente reminiscentes de la sociedad descrita por Thomas Mann en su novela La montaña mágica. Tal es el caso del sanatorio en Tokio Blues. Norwegian Wood: 'El problema de esta institución es que una vez dentro ya no quieres salir.' O el Fin del Mundo en El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas.

En After Dark y en Tokio Blues. Norwegian Wood aparece otro tema importante en Murakami y que desarrolló plenamente en De qué hablo cuando hablo de correr. Es el tema de la superación personal, del esfuerzo. El esfuerzo es 'hacer lo que te gusta.' El trabajo es cualquier otra actividad. En este librito de no-ficción Murakami cuenta cómo se formó a sí mismo como novelista al tiempo que desarrollaba su hobby como corredor. El ejercicio físico todas las mañanas temprano es una metáfora de lo que él quiere lograr en el plano estético: llegar a algún sitio a base de 'sangre, sudor y lágrimas.' 'Lo importante es ir superándote, aunque sólo sea un poco, con respecto al día anterior.' El escritor según Murakami es alguien que debe vivir una vida muy regular, poco social, y a quien no debe importar pasar bastantes horas en soledad. Es un interesante volumen, en el que la escritura se compara con el arduo ejercicio físico.

Los protagonistas de Murakami tienen una relación indecisa con la paranoia. Les lleva tiempo llegar a comprender que ellos mismos son parte central del engranaje por el que el mundo muta. A veces se sienten vulnerables. ¿Son las relacciones sexuales una estrategia para apoderarse de sus almas?

En el caso de 1Q84, la profunda atracción entre Tengo y Aomame durante veinte años en que han estado separados les ha convertido en 'configuradores del nuevo mundo.' Pero, ¿será Tengo capaz de reinventar el mundo de 1Q84 manteniendo el necesario equilibrio entre el bien y el mal? ¿Quién representa el bien y quién el mal? ¿Por qué le cuesta tanto equilibrarlos y decidirse?

Sunday 25 September 2011

la Historia y la visión doble de los binoculares

Se podría hablar de dos perspectivas fundamentales para hacer Historia. La Historia sería como unos prismáticos. Hay dos posibles perspectivas. Mirando por uno de los lados es como aplicar una lupa al paisaje, y detalles pequeños que se encuentran en la distancia se agrandan. Sin embargo, se miramos por el revés de los prismáticos obtenemos una vista global, panorámica y alejada de una porción vasta del terreno.

Estas dos perspectivas me las he encontrado en sendos libros de Historia que he leído entre la primavera y el verano pasados y que se referían, en ambos casos, al estudio de las décadas anteriores a la primera guerra mundial.

Estos libros son The Age of Empire (1875-1914), de Eric Hobsbawm, y The Proud Tower. A Portrait of the World Before the War (1890 - 1914) de Barbara Tuchman. Pues bien, en The Proud Tower obtenemos la visión-lupa, con especial atención dedicada a una serie de particulares aspectos del momento histórico estudiado. El libro se articula en ocho capítulos que son ocho viñetas que discuten exhaustivamente un aspecto particular de la historia y sociedad de aquellos años. Entre éstos, los que más he apreciado han sido los capítulos dedicados a el 'asunto Dreyfus' en Francia y el capítulo dedicado a Richard Strauss y el desarrollo del germen innovador en la música alemana.

Sin embargo, The Age of Empire aplica la otra perspectiva, la visión panorámica. Personalmente, yo creo que prefiero la visión general panorámica de Hobsbawm, incluso si con historiadores 'lupa' como Barbara Tuchmann se pueden aprender muchos detalles relevantes sobre aspectos importantes de la historia que a veces no conocemos lo suficientemente detalladamente. Con Barbara Tuchman aprendemos aspectos de la verdad: por ejemplo, las maneras en las que el incipiente nacionalismo se apoderaba de la opinión pública en las décadas previas a 1914, auspiciado por unos gobernantes competitivos y mediocres. Y esto se refleja en aspectos como el asunto Dreyfus. Con Hobsbawm aprendemos verdades más generales y fundamentales, como que el auge de la burguesía entre finales del siglo XIX y la primera guerra mundial ha venido a conformar un mundo con unos ideales y unas problemáticas de las que somos directos herederos.

Están el historiador analista, que muestra, y el historiador generalista, que interpreta. Esta semana voy a comprar seguramente El Primer Naufragio. Por qué escribimos el título en mayúsculas, como si fuera un libro anglosajón? El autor ha declarado que es un libro de Historia tipo 'visión-lupa,' eso sería, como el de Tuchman. Yo prefiero las Historias con el prismático del revés, pero el autor es un periodista y se puede entender el amor por los detalles, incluso los más nimios, y el afán por reconstruir hechos históricos.

Tuesday 20 September 2011

¿...Romanticismo? ¿Clasicismo?...



Me ha llamado la atención este cuadro, es 'Helena y Paris' del pintor de la revolución, Jacques-Louis David. ¿Representa un espíritu clásico o romántico? O un clasicismo romántico? O un romanticismo clasicista? Las figuras son clásicas, pero su actitud, decaída, introspectiva, emocional.. parece romántica. Quizás quien esté en lo cierto sea sir Arthur Quiller-Couch, que declaró que no merece la pena devenarse los sesos tratando de dilucidar las diferencias entre clasicismo y romanticismo. Estas reflexiones vienen inspiradas por la lectura, que estoy iniciando, del libro de Isaiah Berlin basado en sus conferencias sobre las raíces del romanticismo.

Saturday 17 September 2011

Una respuesta a Enrique Vila-Matas en referencia a su artículo de hoy en El País.

En su artículo de hoy en El País, 'Algo por lo que recordarme (Saul Bellow),' Enrique Vila-Matas contrapone realidad y ficción. Los declara incompatibles. Se apoya en las declaraciones de John Banville: 'La ficción, al menos la mía, repudia las ideas tomadas directamente del mundo.' Vila-Matas afirma subscribir con entusiasmo la noción de que el arte no es vida. La realidad la califica como 'el gran teatro de Oklahoma.' Con es to se refiere, en mi opinión, no a la realidad pura, sólo a las transposiciones de la misma realizadas por el universo mediático. Vila-Matas confunde la realidad periodística con la vida.

La vida auténtica sin duda es mucho más que 'el gran teatro de Oklahoma.' Al menos para todos aquellos que deseamos inspeccionarla con curiosidad transcendente.

No he leído la entrevista de John Banville con Mauricio Montiel a la que alude Vila-Matas. Pero opino que, por supuesto, realidad y ficción sí pueden entremezclarse. No en vano declaró Shakespeare que la vida es 'el gran teatro del mundo,' o Calderón que la vida es una ensoñación tan ficticia como las más imaginarias ficciones.

Qué es la realidad? Somos capaces de llegar a conocerla? Por qué a veces se nos pasan por alto sus aspectos míticos, extraordinarios?

Siempre ha sido mi creencia que la literatura no se contrapone a la vida. Nos ayuda a comprender el mundo mejor, especialmente sus aspectos más ocultos. La realidad es lo que se ve y lo que no se ve, lo que se palpa y lo que sólo se intuye.

El 'gran teatro de Oklahoma' es sólo una pseudo-realidad que puede o no interesarnos. Puede o no interconectarse con los diversos mundos en que vivimos.

Lo interesante sería que las realidades literarias fueran conquistando esos espacios con transfondos cataclísmicos del circo mediático. Por eso la 'destacada dama de las letras inglesas' hacía bien en enfadarse por no encontrar una reseña de su novela en el periódico. No hay espacio para mi novela en el mundo? Debería haberlo. Los escritores pueden y deben transformar las representaciones de la realidad precisamente porque su perspectiva es sagrada, que es el concepto que Vila-Matas deduce de un relato de Saul Bellow. La literatura sacraliza nuestro devenir cotidiano, y por eso es tan importante que realidad y ficción sigan comunicándose, mezclándose, alimentándose mutualmente.

Thursday 15 September 2011

siete momentos mágicos en Sauce ciego, mujer dormida



Sauce ciego, mujer dormida, de Haruki Murakami, no es un libro de relatos ordinario. Parece un compendio de novelitas en miniatura escritas en prosa poética. Si quieres adentrarte en el mundo de Murakami pero no tienes tiempo para leer una novela entera, puedes dedicar unos minutos a leer alguno de estos relatos, y te harás una buena idea del universo existencial, tan japonés y tan transcendental, del autor.

Por ejemplo, puedes leer 'La luciérnaga,' que no es sino el germen de lo que luego sería la novela Tokio Blues. Norwegian Wood. O puedes leer 'Hanalei Bay,' la historia de una madre que pierde a su hijo en un accidente de surf y luego llega a saber que el fantasma de su hijo ha podido ser visto en la playa en que murió. O 'Los gatos antropófagos,' en la que el protagonista se desplaza con su amante a Grecia y allí en la soledad de un paisaje idílico ha de confrontar sus necesidades vitales más profundas. Si no es amor lo que siente por su pareja, por qué le es tan indispensable su compañía en su vida diaria?

El volumen consta de 24 relatos, de entre los cuales voy a extraer, un poco al azar, siete momentos mágicos.

*el afinador de pianos que todos los martes por la mañana va a leer tranquilamente a una cafetería con sillones mullidos en un centro comercial. Allí una mañana descubre que una mujer que está leyendo en la mesa contigua, no lee otro libro sino el mismo que él estaba leyendo: Casa desolada de Dickens. ('Viajero por azar')

*la pareja de vacaciones en la playa que descubre un pintoresco restaurante en el que sólo se sirven cangrejos, de todas las variedades, qué consecuencias tendrá una dieta exclusiva de cangrejos para su relación? (Cangrejo)

*el niño que no es capaz de advertir a su vulnerable mejor amigo de que una ola gigantesca producto de un tifón va a precipitarse sobre la playa, qué repercusiones psicológicas tendrá en su vida posterior de adulto el no haber podido salvar la vida de su amigo? ('El séptimo hombre')

*la mujer que se casa con un hombre de hielo y le sugiere unas vacaiones en el Polo Sur, podrá su relación sobrevivir un escenario con tantos atractivos para su pareja? ('El hombre de hielo')

*el misterio de un hombre que desaparece en su trayecto entre los pisos 24 y 26 de un alto edificio. Podrá el investigador encontrar la puerta secreta que conduce a su paradero? ('En cualquier lugar donde parezca que esto puede hallarse')

*el dibujante que pierde a su mujer, adicta a comprar ropa, en un accidente de tráfico, qué va a hacer con los cientos de trajes de la talla treinta y seis que ésta ha dejado en una habitación? ('Tony Takitani')

*Yoko Matsunaka se corta las venas en lo más profundo del bosque después de hacer un comentario enigmático a una compañera de su residencia universitaria en el que implica sentir que la privacidad de su conciencia puede ser amenazada por un mono. Años más tarde Mizuki Osawa, la compañera, empieza a olvidar su propio nombre intermitentemente, están estos dos hechos relationados? ('El mono de Shinagawa')

Son siete momentos memorables en Sauce ciego, mujer dormida, un libro de relatos que no es un ordinario libro de relatos. Es un trazado narrativo mágico surcado por incontables signos secretos. Pero, quién será el lector o la lectora con la llave para desentrañarlos?

Wednesday 7 September 2011

Friday 12 August 2011



Leo en la página de noticias de la BBC de Manchester que esta inquietante y hermosa pintura de John Everett Millais, parte de la colección de arte del ayuntamiento de Bolton, ha sido puesta en venta para hacer frente a recortes presupuestarios. Titulado 'The Sonambulist,' se trata de un cuadro con un estilo típicamente victoriano, sugerente de estados psicológicos extremos y esotéricos. Se cree que Millais se inspiró en la popularísima novela de Wilkie Collins, The Woman in White. De ahora en adelante el público ya no podrá disfrutarlo porque habrá de pasar a manos particulares.

Sunday 24 July 2011

Me suele ocurrir que por intuición suelo adivinar si una obra o un artista me van a gustar o no. Me ha pasado con Vargas Llosa y con Haruki Murakami este verano. Vargas Llosa nunca pensé que fuera a convertirse en un autor favorito, y finalmente acabo de leer una de sus novelas, La fiesta del chivo, y la he leído entera en unos días, y reconozco el dominio narrativo, pero no puedo simpatizar con ella. Tiene un tono brutal que no esperaba.

Mis novelas latinoamericanas favoritas son El Señor Presidente de Miguel Angel Asturias, La vorágine de José Eustasio Rivera y Los pasos perdidos de Alejo Carpentier.

Sin embargo Haruki Murakami siempre pensé sería de mi agrado y hoy he empezado su Kafka en la orilla y me parece que tiene toda la apariencia de ser una obrita maravillosa.