Sunday 16 December 2012

El mismo pueblo, otro mar



Correspondencia privada ha sido el libro de Esther Tusquets que necesitaba para leerlo en primer lugar, de entre todos los de su apetecible obra, puesto que yo antes de leer sus historias noveladas quería conocerla a ella, deseaba obtener una fotografía, una reproducción rápida y asimilable de su persona, y aquí son cuatro las instantáneas, tal cual el retrato warholiano de Marilyn, cuatro veces el mismo rostro disparado con una combinación de colores diferentes en cada ocasión.

Estos cuatro autorretratos son progresivos: el primero - la infancia, la familia, las raíces -, el segundo - la adolescencia, el Colegio Alemán, el profesor de literatura -, el tercero - la universidad, la infracción con su grupo social -, el cuarto - el amor y la fertilidad, la maduración personal, no exenta del reconocimiento de las limitaciones de la felicidad y del amor.

En la contraportada se nos alerta de que estas cartas combinan elementos reales y ficticios. Me resultaría a mí imposible separar lo posible de lo imposible de entre lo que he leído. Se me antoja que las cuatro instantáneas reproducen certeramente su objeto: la propia autora. Y es así que se me hace una idea muy sugerente el que la imaginación pueda aliarse con la realidad para devolvernos la imagen más fiel al meollo de nuestras vidas.

Hay quien ha dicho que se conoce casi más a un sujeto, en su autobiografía, por sus mentiras que por sus verdades, y no seré yo quen lo discuta ni quien se esfuerce por desentrañar lo cierto de lo incierto en la materia de las aventuras vitales y elucubraciones personales de estas cartas.

La autora pretende recrearse a sí misma ante cuatro espejos que pone ante sí en lo que ella considera es el ocaso de su edad adulta, "el último día del verano," el cual llega, como siempre, como, imagino, nos ha de llegar a todos, demasiado pronto y de improvisto. Cada uno de sus cuatro interlocutores en estas cartas conforma una "otredad" frente a la cual la autora se acicala, para encontrarse, para descubrirse ante sí misma y ante nosotros, sus inquisitivos lectores, satisfechos al devorar esta correspondencia que no deberíamos leer por ser "privada" con creciente fruicción.

Estos cuatro interlocutores escogidos para estas cartas le proporcionan, pues, a la escritora, un referente para la fijación de una perspectiva múltiple, a través de la cual Esther Tusquets acaba por venir a definirse mediante el sucesivo rechazo a lo que cada uno de esos interlocutores significaron en su vida. El proceso de maduración por el que al final del libro se encuentra a sí misma ha implicado la asunción de un progresivo rechazo de previos ideales, sueños, incluso ideologías, que conformaban una galería de sucesivas versiones de sí mismaque, a la vuelta de la esquina, siempre terminaron por antojársele inauténticas.

Así, finalmente, se hace posible llegar una vez más, como en su sueño más recurrente, a aquel pueblo de la costa del mismo mar de todos los veranos, al final del trayecto vital, quizás con la amargura de no haber navegado lo suficiente, de no haberse siquiera hecho a la mar, pero también con la seguridad de que a su término la vida le ha devuelto la mejor imagen de sí misma, aquel Yo incierto pero real, con la satisfacción de no haberse comprometido con ninguna, al cabo, de las cuatro imágenes anteriores, metáforas de tantas otras, cada una de ellas un escalón en el proceso de ascensión hacia el Yo, pero cada una de ellas al mismo tiempo una trampa, si se hubiese dejado seducir por el engaño que cada uno de sus cuatro interlocutores le tendía.

Saturday 8 December 2012

Una traducción excesivamente descuidada



The Forgotten Garden de Kate Morton ha sido el primer libro cuya traducción al español he analizado. Esta actividad se ha descubierto para mí como una experiencia fascinante, pero el efecto total se ha visto incrementado por el hecho de que la traducción de The Forgotten Garden al español firmada por un tal Carlos Schroeder del que no he podido averiguar información alguna por Internet, está colmada de errores y despropósitos, algunos simples descuidos, otros de mayor gravedad. Tanto es así que el problema principal que aparece con este volumen publicado por Suma de Letras es no ya tanto que no se le haya hecho justicia a la propiedad intelectual de Kate Morton, sino que las propias gramática y sintaxis de la lengua española se han visto tan afectadas que uno se pregunta como ninguno de los más de 230.000 lectores de la novela en español parece haber puesto todavía el grito en el cielo, pues no hace falta poseer la versión original de la novela para detectar el fracaso de su rendición al castellano, ya que la ausencia de gramaticalidad y la tortuosidad de numerosas expresiones salta a la vista de cualquier lector.

Presentaré a continuación una breve aunque, espero, representativa, lista de ejemplos de fragmentos de traducción en los que no se ha respetado ni el sentido del texto en inglés ni la gramaticalidad propia del español. En primer lugar proporcionare la traducción publicada y firmada por Carlos Schroeder y en segundo mi propia traducción:

“Every so often the traffic current swept a wind-blown cluster of people inside the restaurant doors…” (Chapter 19)
a. De cuando en cuando el flujo del tráfico barría a los grupos de gente arremolinada dentro del restaurante...
b. De cuando en cuando del flujo de transeúntes se desprendía un grupo de gente azotada por el viento que era barrida hacia el interior del restaurante…

“Mr Swindell had been threatening to call the do-gooders ever since Sammy left them…” (Chapter 20)
a. El señor Swindell llevaba tiempo amenazando con llamar a las ‘benefactoras’ desde que Sammy falleciera...
b. El señor Swindell había estado amenazando con llamar a las ‘benefactoras’ desde que Sammy falleció…

“She tugged slightly at Sammy’s cap, which she was still wearing.” (Chapter 20)
a. Tironeó apenas de la gorra de Sammy que llevaba puesta.
b. Se recolocó con cuidado la gorra de Sammy, que aún llevaba puesta.

“Another set of footsteps in the hall and Rose was granted brief respite from the challenge of summoning up further pleasantries to converse with this strange, silent cousin.” (Chapter 28)
a. Un nuevo ruido de pasos en el corredor y Rose pudo recuperarse brevemente del desafío de buscar nuevos comentarios agradables para conversar con esta extraña y silenciosa prima.
b. Otro ruido de pasos en el pasillo y a Rose le fue concedida la oportunidad de un breve descanso en la ardua tarea de invocar nuevas formalidades para conversar con esta extraña, silenciosa prima.

“A thin beam of light passed through a tiny hole in the centre of a timber knot at the back of the desk.” (chapter 30)
a. Un delgado rayo de luz pasó a través de un pequeño agujero en el centro de la mesa del escritorio.
b. Un delgado rayo de luz se deslizó a través de un pequeño agujero en el centro de un nudo de madera en la parte trasera del escritorio.

“The other woman’s breath was warm as she combed the hair from Adeline’s brow, strangely comforting.” (Chaper 31)
a. El aliento de la otra mujer era tibio al rozar los cabellos de la frente de Adeline, una extraña sensación reconfortante.
b. Percibió el aliento cálido, extrañamente reconfortante, de la otra mujer mientras ésta le cepillaba los cabellos desde la raíz.

“He tossed the residue of morning tea from the mugs and dangled a fresh bag over each rim.” (Chapter 38)
a. Echó el resto del té de la mañana de las tazas y puso una bolsita nueva en cada una.
b. Vació las tazas de los posos del té de la mañana y dejó caer una bolsita nueva sobre el borde de cada una.

“She shifted the handles of her plastic grocery bag from around her wrist and scratched the red imprints they’d made.” (Chapter 40)
a. Ella intercambió las bolsas de plástico del mercado de mano y se rascó las marcas rojas que habían dejado.
b. Cambió de posición las asas de su bolsa de plástico de la compra, que se habían clavado en sus muñecas, y rascó las marcas rojas que habían dejado.


Sirvan estas frases como muestra reducida de lo que es el carácter generalmente excesivamente descuidado de esta traducción, y ojala consiguiera esta pequeña nota llamar la atención de las personas responsables y capaces de hacer que todas las necesarias correcciones se llevasen a cabo en la traducción de un libro que debería servir para satisfacer al público español, no para confundirlo.