Saturday 13 April 2013

Un Secreto Muy de Familia

The Distant Hours representa en la carrera de Kate Morton un momento de madurez y asunción de un nuevo dominio de su técnica narrativa. Esto lo he podido colegir de la comparación entre su destreza como narradora en The Forgotten Garden y en The Distant Hours. The Distant Hours es con mucho una novela sumamente más cohesionada, los cabos argumentales están mucho mejor atados, la plausibilidad de la historia es más certera. Kate Morton se acerca aquí mucho más que en The Forgotten Garden a conferir un trasfondo temático unitario a su historia. No se trata de narrar y enlazar anécdotas por el mero placer de hacerlo, con la vista puesta únicamente en proporcionar emociones y entretenimiento al lector, como en The Forgotten Garden. El trasfondo de The Distant Hours versa sobre el tema de los secretos familiares, la manera en que la desconfianza respecto a nuestros seres más allegados puede hacer germinar las raíces del malicioso hábito de ocultar importantes aspectos de nosotros mismos a aquellas personas que en teoría estarían mejor situadas para ayudarnos a conseguir nuestros propósitos.

Es así que cuando una misteriosa carta llega a la residencia de la familia Burchill un día de finales de febrero de 1992 con cincuenta y un años de retraso, Edie empieza a comprender que hay aspectos en el pasado de su madre que desconocía por completo. Cuando su madre Meredith le hace saber que durante la segunda guerra mundial fue evacuada por espacio de algo más de un año al castillo de Milderhurst en Kent, se trata sólo del comienzo de la misteriosa fascinación de la joven Edie – una mujer de treinta años que trabaja en la pequeña firma editorial Billing & Brown y que acaba de dar por terminada la relación sentimental más importante de su vida – va a sentir hacia el castillo de Milderhurst y sus extravagantes ocupantes, las tres ancianas hermanas Blythe: Percy, Saffy y la perturbada Juniper.

De modo similar a The Forgotten Garden, The Distant Hours hace uso de un tiempo narrativo múltiple. En el caso de The Distant Hours las dos principales acciones, separadas en el tiempo, tienen lugar, por un lado, en el año 1992 – año en el que Edie Burchill conduce sus pesquisas para desentrañar el secreto de Milderhurst Castle – y, por otro, entre septiembre de 1939 y el 29 de octubre de 1941, cuya fatídica noche significó el punto de inflexión en la salud mental de la cautivadora Juniper, a raíz de la aparente deserción de su amado Thomas Cavill a la cena familiar en la que iban a anunciar su compromiso.

Desentrañar qué ocurrió realmente aquella noche de 1941 se convertirá en el principal empeño de Edie Burchill, y, a la par, el lector se embarcará en su propio viaje a través del tiempo, trasladándose primero a la tarde que precedió a los misteriosos eventos de aquella noche de octubre de 1941, para llegar a conocer al detalle las preparaciones que las dos hermanas gemelas, Percy y Saffy, realizaron para la velada. Así somos sumergidos en la densa atmósfera de una vida familiar marcada por secretos hondamente enterrados, el recelo y la represión. ¿Por qué afecta tanto a Percy su encuentro con su antigua ama de llaves Lucy Middleton, ahora Lucy Rogers? ¿Por qué Saffy se tiene que ocultar en la oficina del mayordomo para leer su correspondencia? ¿Por qué se siente justificada Saffy al leer a escondidas la especialmente reveladora anotación en el diario de Juniper? ¿Por qué no desea Percy que Saffy conozca que se cartea con su prima Emily?

Edie no conocerá estos detalles, pero sí se dará cuenta de que la estancia de su madre en Milderhurst la transformó para siempre. En Milderhurst Meredith, una niña londinense de clase trabajadora, descubrió la plasmación de sus más ocultos anhelos por una educación superior, en un entorno privilegiado y con acceso directo a sus amados libros y a todo nuevo tipo de saberes, en el que incuba su deseo frustrado de escribir y convertirse en periodista, de la mano de las hermanas y en especial bajo la tutela de Juniper, que escribe habitualmente y pronto se convertirá en su mejor amiga.

La enfermedad de Milderhurst, el amor a los secretos, fue adquirida por Meredith y, en apariencia, involuntariamente heredada por Edie, que se encuentra a sí misma leyendo clandestinamente la correspondencia que su madre envió a casa desde Milderhurst, que se encuentra oculta en una vieja caja de pantuflas y es facilitada por su tía Rita. Al mismo tiempo, y debido a su mudanza temporal al hogar familiar, Edie tiene la oportunidad de ahondar en la relación con su padre, que está convaleciente de un infarto. Su padre siempre ha sido receloso de la pasión de Edie por los mundos de ficción. Sin embargo, de mano de la lectura conjunta de El Hombre de Barro, el clásico de la literatura juvenil escrito por Raymond, el padre de las hermanas Blythe, descubrirá por sí mismo los placeres de la literatura.

Cuando su padre pide a Edie que le revele de antemano los detalles de la trama de La historia del Hombre de Barro, ésta le contesta que hay una especie de pacto tácito entre el escritor y el lector por el que éste no debe revelar secretos argumentales sin más, y no seré yo quien descubra el sorprendente desenlace de The Distant Hours. Baste decir que al final el secreto de lo que realmente sucedió se queda enterrado con las hermanas, pues el descubrimiento que Edie Burchill realiza sobre los hechos de aquella noche no es más que una versión imperfecta de la realidad. El secreto de la familia Blythe, tal como su patriarca habría preferido, se queda en la familia y ya ni siquiera los susurrantes muros del castillo que cantan a las horas distantes podrán desvelarlo.