Sunday 30 June 2013

"El porvenir está fijo, pero nosotros nos movemos en el espacio infinito."


Como es bien conocido, todas estas famosas cartas que el poeta de Praga Rainer Maria Rilke escribió para el joven cadete Franz Xaver Kappus entre los años 1903 y 1904, además de una misiva más tardía de 1908, tratan del tema de la vocación artística y literaria. ¿Son mis poemas suficientemente buenos? ¿Cómo puedo saber si realmente estoy llamado a escribir? ¿Cómo debe vivir y sentir un poeta? ¿Cómo se construyen los buenos poemas? Estas son algunas de las preguntas que cualquier joven aficionado a la escritura podría hacerse, y que Rainer Maria Rilke se propone contestar.

A pesar de que las cartas por lo general son breves, la hondura con la que se tratan los argumentos que Rilke tiene a bien abordar convierte este volumen en una pieza esencial para cualquier estudiante de estética. Para Rilke el verdadero arte surge de la necesidad vital de crear. A modo de como ocurre en la vocación religiosa, el autor debe responder a una llamada en lo más profundo de su interior. En ese caso, la vocación literaria se convierte en un obligación, un destino serio y pesado que se ha de soportar, y en torno al cual se debe acomodar toda la vida del poeta. Los temas, asimismo, no se han de encontrar fuera de lo que a uno le es propio, sino en su entorno más inmediato. Ningún lugar es pobre para el creador, que ha de ser capaz de descubrir la belleza en todas las cosas.

Como modelo a seguir, Rilke recomienda la lectura del autor danés Jens Peter Jacobsen, que comenzó el movimiento naturalista en la literatura danesa y cuya novela Niels Lyhne, que traza el trágico destino de un ateo, admira fervorosamente. Pero intenta persuadirle de que desdeñe la crítica, que normalmente está escrita con una intención política o consiste en un mero juego de palabras. Sólo el amor, no la crítica, puede captar las obras de arte, que, por lo demás, son, como ya vimos “indecibles.” La vida del artista consiste en ser paciente en la espera de la iluminación de la inspiración poética. Pero esa inspiración espiritual no está desligada del mundo, sino que partiendo del interior del poeta, ha de confirmarse en el mundo. El oficio de creador es pues un sacerdocio, en esto Rilke parte del Esteticismo de finales del siglo diecinueve, y la creación es un misterio no ajeno a los misterios de la fecundación y la maternidad en el mundo físico.

La principal herramienta de que ha de servirse el creador es, sin duda para Rilke, la soledad. Los consejos que Rilke concede en estas Cartas podría considerarse que diseñan una “filosofía creativa del ensimismamiento,” y es por esto que repetidamente urge al joven Kappus a volver, a través del recuerdo, a su infancia. “Entrar en sí y no encontrarse con nadie durante horas y horas, eso es lo que se debe poder alcanzar.” Durante una estancia en Roma advierte a Kappus de que no hay que caer en la tentación de sobrevalorar su belleza. En todas partes hay mucha belleza. En última instancia, lo que el poeta ha de perseguir es la eternidad y la soledad, adoptando la duda como método de pensamiento y situándose en “lo serio” y “lo difícil,” esto es, el amor, la muerte y la creación. Así llega a su peculiar concepción del destino, por la cual éste parte de nuestro interior, en lugar de venir impuesto desde fuera:

“Cuanto más silenciosos, pacientes y abiertos estemos en la tristeza, más hondamente entrará en nosotros lo nuevo, mejor lo adquiriremos, más se hará destino nuestro, y más nos sentiremos familiares y próximos a él cuando un día “acontezca” (es decir, cuando salga de nosotros hacia los demás).

Saturday 15 June 2013

convirtiéndose en "Cromwell"

Esta novela ganadora del Man Booker Prize de ficción en el año 2009 aborda uno de los periodos históricos más amados por los británicos: el divorcio del rey Enrique VIII de Catalina de Aragón y su matrimonio con Ana Bolena, que resultó en la ruptura con Roma. La intriga política en que tuvo origen este suceso es examinada en la novela de Hilary Mantel desde el punto de vista único, aunque no necesariamente limitado, del brillante estadista Thomas Cromwell cuya entrada en los círculos de poder de la corte del rey Enrique tuvo lugar al tiempo del ascenso de Ana Bolena en la estima real. De este modo, Cromwell pronto se da cuenta de que Ana y él tienen ambiciones similares: doblegar a los sectores más tradicionalistas de la corte, y de hecho del conjunto de la sociedad, para conseguir alcanzar sus ambiciones, convirtiéndose ella en reina y él en, sencillamente, “Cromwell,” el sueño de sí mismo, que en buena parte se trasladaría a la realidad, al lograr pasar de ser “el hijo del herrero” a uno de los hombres más influyentes de la Reforma, y, de este modo, el brazo derecho del rey.


Cromwell comenzó su carrera como protegido del influyente cardenal Wolsey, que destacó por sus fundaciones de colegios mayores como el Colegio del Cardenal en Oxford y bibliotecas, y que perdió trágicamente el favor real por diversos motivos, entre ellos por las intrigas de los nobles que estaban celosos de su creciente poder. En la serie de acusaciones – 44 – que los consejeros del rey preparan contra Wolsey ya se atisba el germen de la Reforma, aunque en realidad la herejía era todavía perseguida y gravemente castigada. Se le acusa formalmente de “praemunire”: representar a una jurisdicción extranjera dentro del reino, mediante el ejercicio de su función de legado pontificio. Después de la muerte de Wolsey, quien, adivinamos, se envenena a sí mismo tras ser arrestado, Cromwell ve peligrar todo lo que hasta el momento había conseguido. Un hombre menos inteligente habría renegado de Wolsey cuando su caída era inminente, pero ¿qué habría ganado con ello más que el nombre de “desertor”?, razona uno de los muchachos a su cargo. Cromwell mantiene siempre una semblanza de fidelidad a su señor, al menos en apariencia, pues cuando Wolsey se traslada al norte él se queda en Londres, realizando sus funciones como miembro del Parlamento y maniobrando su acercamiento a Enrique, mientras no deja de defender a Wolsey en todas las discusiones.

Sin duda en esta novela Hilary Mantel se propuso otorgarnos la dimensión más humana y más actual de Cromwell, un personaje que fue amado en la corte isabelina y denostado por los elitistas victorianos, que tenían una mala consideración de su bajo origen social. La percepción popular que se ha creado es la de un astuto y ambicioso manipulador sin entrañas. En su escuela católica Mantel se sentía oprimida por la gran veneración que se dispensaba a Tomás Moro, cuya imagen decoraba una cristalera de colores. Ya desde entonces comenzó a preguntarse si acaso Thomas Cromwell, que estuvo detrás de la ejecución de Moro el 6 de julio de 1535, no tendría algo que decir a su favor. Esta novela es la plasmación de esa curiosidad por introducirse en la mente del hombre que cambió Inglaterra para siempre y mostrárnoslo como un ser de carne y hueso, con una vida familiar honesta y una enorme capacidad de trabajo, preocupado por la prosperidad propia y por los destinos de su nación, capaz de distinguir las posibilidades del devenir histórico y hacer girar los acontecimientos de manera insospechada pero con éxito.


La cuidadosa representación de las actividades cotidianas en el hogar de Thomas Cromwell en Austin Friars es sólo uno de los elementos que integran la extraordinaria caracterización de Cromwell como un hombre a la vez ambiguo, que declara no conocerse a sí mismo y cercano, que seguramente se sentiría muy confortable en una sociedad como la actual, donde priman el esfuerzo y el progreso por encima de la tradición estéril, al menos la mayor parte de las veces. La sutil técnica novelística por la que se consigue trasladar al lector la sensación de la vida intensa del protagonista es mediante un curioso desdoblamiento de la voz narrativa por el que el narrador se introduce en la mente de Cromwell y sin embargo nos narra sus pensamientos en tercera persona. A veces frases pensadas o dichas o escuchadas por Cromwell aparecen sin acotar en forma de diálogo, y esto y la persistente utilización del pronombre “él” han provocado un quebradero de cabeza a más de un lector poco avezado. No es una novela fácil de leer, pero eso es, precisamente, porque está muy bien escrita. Hilary Mantel diseña su propia técnica narrativa para introducirse en la mente de Cromwell.

Por lo que respecta a la caracterización de los demás personajes de la historia, ésta tiene lugar a través de la conciencia de Cromwell, pero el resultado final resulta muy convincente, pues todos los personajes rezuman vitalidad y credibilidad. Los jóvenes a su cargo en su casa son observados siempre con amor y un instinto protector, los nobles como el duque de Norfolk, con una mezcla de respecto y condescendencia, la pareja real formada por Enrique y Ana Bolena con ternura y un sano sentimiento de diversión ante sus excentricidades y las peculiaridades de sus caracteres.

Como nota final, señalar que esta novela mantiene la teoría del origen mágico de los Tudor, reflejado en la leyenda de Melusina, la mujer serpiente de la que se decía que procedía Jacquetta, la madre de Elizabeth Woodville, la madre de Elizabeth of York, madre a su vez de Enrique VIII. Cromwell, en la novela, es consciente de esta historia oculta de Inglaterra, y esto es lo que le hace ver que el matrimonio de Enrique con Ana Bolena es posible, a la luz de matrimonios reales, como el de Edward IV con Elizabeth Woodville, en los que la mujer es tenida por bruja. Pero, ¿hay mejor embrujo que el amor? Y, al hilo de la historia de Melusina, ¿no resulta una curiosa coincidencia que Ana Bolena se criase en la corte de Borgoña, a la que perteneció Jacquetta, la bisabuela del rey en quien originó la leyenda del poder mágico de Melusina?

Sunday 2 June 2013

Un post invitado sobre El jardín olvidado de Kate Morton

Me alegra introducir hoy un post invitado que consiste en un comentario de la novela El jardín olvidado de Kate Morton. Mi bloguera invitada se llama Mari Paz López y tiene un blog estupendo, Podemos charlar juntas en el que da rienda suelta a sus intereses, que ambas compartimos, en la literatura y la decoración de interiores, entre otros temas domésticos y femeninos. De hecho Mari Paz quiere ayudarme a mejorar la apariencia de mi blog, que reconozco que es formalmente muy sencillo, y estoy segura de que poco a poco iré introduciendo algunas mejoras. De momento, de su mano he aprendido a poner un cabecero personal. Os dejo con el comentario de Mari Paz, mientras que mi contribución a su blog puede encontrarse aquí.




El Jardín Olvidado de Kate Morton

Una niña abandonada en un embarcadero un año antes de que estalle la Primera Guerra Mundial; la revelación a una joven del secreto sobre su verdadera ascendencia; la herencia de una espléndida y misteriosa finca en la costa salvaje de Cornualles... Estos son los puntos de partida de una historia inolvidable que evoca la gran novela victoriana, los cuentos de hadas y los relatos de intriga.

Ha sido la primera novela que he leído de Kate Morton. Como la mayoría de las veces sólo con la pequeña sinopsis del libro sabía que la historia podría gustarme, y así lo hizo. Ambientada en la época victoriana, tan admirada por mí.
Nada más iniciarse la historia, supe que me encontraba ante una historia llena de misterio y secretos familiares. Es una historia sobre el pasado, los lazos familiares y descubrir la propia identidad.

La historia de El jardín olvidado comienza en 1913 con una niña abandonada en un barco rumbo a Australia. Apenas puede recordar nada de su pasado, pero lo último que le llega a su memoria es que una misteriosa dama, la Autora, le ordena que se esconda, que no le diga a nadie su nombre y que ella volverá pronto a recogerla. Sin embargo, nada de eso ocurre y la niña estará sola durante toda la travesía. Años después, la pequeña ha sido adoptada por una familia que la trata como a una hija, le dan un nombre, Nell, y le ocultan la verdad. El día en el que cumple 21 años le revelan el secreto y su vida cambia para siempre.

Por otro lado, avanzamos al 2005, donde la nieta de Nell, Cassandra, descubre el secreto de su abuela y se dispone a averiguar por qué la abandonaron en el barco arrancándola de su verdadera familia.

La dinámica del libro es un poco confusa hasta que te acostumbras al cambio desordenado de épocas en la narración. Cuando lees los siguientes libros de Kate Morton, ya estás preparada porque sigue con esa misma técnica.

Si tuviera que elegir entre las dos historias del libro, la antigua es la que más me atrae. Los personajes de la historia de 1900 a 1913 tienen tanta fuerza que hacen pequeños a los que aparecen en la historia de 2005.

La ambientación de la novela es excelente. Pasa del sucio Londres de 1900 a las costas de Cornualles. ¡Estupenda! El ritmo de la narración es tranquilo y no se me hizo nada aburrido sino todo lo contrario. Pero lo mejor del libro sin duda alguna es la historia. Realmente me ha cautivado.